Asesinado un ambientalista que se oponía a la creación de un basurero en Cuernavaca

Rodrigo Morales Vázquez plantó cara a la reapertura del tiradero Lomas de Mejía por la contaminación



La vida de los activistas en México suele ser tristemente corta. Su lucha choca contra intereses poderosos y de gatillo fácil. El Estado de Morelos ha perdido a Rodrigo Morales Vázquez, asesinado en Cuernavaca el jueves por la noche. Su causa era la oposición a la reapertura del basurero Loma de Mejía, de las empresas Trideza y KS, que se encargan de los desechos en la capital del Estado. El tiradero se abrió en enero y no cuenta con los requisitos medioambientales establecidos, lo que provocó las protestas de los vecinos que acabaron a golpes con los manifestantes, según el diario Reforma.


Trágico fin del basurero mexicano que llegó a diputado

Los que se oponen al basurero aseguran que está contaminando el manto freático en el corredor biológico Chichihuatzin. La historia viene de años atrás, cuando en 2008 Morales y otros compañeros se opusieron a su construcción. Ya entonces hubo que lamentar la muerte de uno de los activistas. El basurero comenzó su funcionamiento un año después, pero se cerró tras unos meses porque se detectaron fuentes de contaminación. En enero se reabrió.

La basura está fuertemente relacionada con mafias es todo México. En la capital hay una orden de detención contra Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, expresidente del PRI en Ciudad de México, que quería retomar su actividad política este año. Está acusado de participar en una red de prostitución. La recolección de basuras, su separación, reciclaje y desaparición es todo un negocio que se ha movido entre maniobras caciquiles. Ni siquiera es algo propio de México, aunque en este país ha cobrado en ocasiones un poder inusitado. Tras hacer dinero con las basuras, donde se desempeñan miles de obreros en riesgosas condiciones laborales, era probable el salto a la política. Los desechos urbanos son una fuente inagotable de enriquecimiento por estas vías. Y el poder de los caciques es tan fuerte que algunos activistas pierden su vida.


Ricardo Morales Vázquez había acusado a los trabajadores de la basura del Ayuntamiento en su cuenta de Twitter. Y relacionó algunos de los asesinatos ocurridos en Cuernavaca con la recolección de los desechos y la redes que se establecen. En esta ocasión ha sido él el que ha caído víctima de una lucha por el medioambiente.

Pero el goteo incesante de activistas muertos no solo tiene que ver con los ambientalistas. Los que buscan a los muertos, los que defienden la diversidad sexual, los que se oponen a los desarrollos urbanísticos, los que luchan por el agua o por la vida de las mariposas. Un informe publicado en abril de este año denunciaba la muerte de 45 activistas en México entre 2019 y 2020. La lista no deja de crecer.

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