Inflación en México; el riesgo de que los precios se eleven

A consecuencia de los eventos recientes de carácter internacional 


Esta semana conoceremos el comportamiento de los precios al consumidor durante la segunda mitad de febrero. 

Es altamente probable que observemos de nueva cuenta repuntar la inflación anual por arriba de los 7.20% desde la reportada en enero de 7.07%. Será muy difícil observar algo muy distinto de lo que hemos visto hasta ahora: presiones al alza focalizadas primordialmente en el rubro de las mercancías, aunque también con acelerados precios de servicios.

También serán evidentes algunas presiones por el lado de agropecuarios y energía. Lo anterior derivado del supuesto de permanencia de lo que hemos visto hasta ahora, fácil de suponer para datos muy cercanos uno del otro.

No obstante, para periodos más largos, la incertidumbre es mucho más elevada. Así, cualquier pronóstico de inflación para lo que resta del año tiene que ser tomado con pinzas, quizás ahora más que nunca. Lo anterior no significa que no podamos contar con referencias clave para el resto del año a partir de supuestos sencillos. 

Lo anterior nos ayuda a sensibilizarnos respecto al posible futuro. A continuación, comparo las implicaciones de cinco supuestos, algunos más probables que otros, pero todos igualmente ilustrativos.

Primero, es importante tomar en cuenta que el comparativo anual juega a favor de un descenso en el ritmo anual de crecimiento de los precios reportados en el INPC. Es decir, el comparativo anual o base de comparación es alto para el 2021 (y caracterizado por una aceleración en la tendencia de crecimiento de los precios) y esto derivaría en un “acarreo estadístico” descendente este año.

Según mis cálculos, un acarreo de casi 6 puntos porcentuales de tasa de cambio anual en febrero se diluirá de manera sostenida durante el presente año -pasando por 3.1 puntos porcentuales a mediados de año y eliminándose a partir de noviembre.

Segundo, si hiciéramos un fuerte supuesto donde, a partir de este momento, se congelarán el total de los precios incorporados en la canasta que mide el INEGI; resultaría también en un descenso gradual de la inflación anual. Si este fuera el caso, la inflación cerraría el año ligeramente por arriba del uno por ciento. Este supuesto no se aleja demasiado del ejercicio anterior, y suena más inverosímil, pero nos añade riqueza al entendimiento de las tasas de inflación futuras.

Tercero, si tomáramos en cuenta los ritmos de crecimiento quincenal de los últimos diez años y calculáramos su mediana histórica, quizás obtendríamos un buen proxy de un año típico en materia de crecimiento de precios al consumidor. De esta forma, al añadir dichas variaciones a lo que resta del presente año, tendríamos que la inflación descendería gradualmente hasta el verano (alcanzando un nivel cercano a 5% anual) para después mostrar un descenso más gradual hasta un nivel de cierre en aproximadamente 4.2%.

Cuarto, si proyectáramos la tendencia de avance del INPC mostrada a partir del último año para lo que resta del presente año, también implicaría un descenso paulatino de la inflación anual hasta cerrar el año en un ritmo cercano a 4.8%. Este escenario es clave, no solo pues coincide con el actual consenso de la encuesta de expectativas de Citibanamex (la más popular entre los participantes en los mercados financieros), sino debido a que representa al supuesto donde no se presenta un nuevo choque en los precios (ni al alza ni a la baja).

Quinto, supongamos que se presenta el mismo ritmo de avance en los precios que el año anterior. En este caso, suponemos que no solo se materializan nuevas presiones, sino son de magnitud idéntica -quincena a quincena- respecto al año pasado. Si este fuera el caso, obviamente, la inflación no descendería de sus niveles recientes cercanos a 7.2%.

Una vez expuesto lo anterior, reconozco que hasta hace poco mi escenario era muy cercano al cuarto supuesto. Es decir, mi pronóstico de cierre de año era una inflación cercana a 4.8% -ahora consenso de analistas-. Sin embargo, los eventos recientes de carácter internacional elevan sensiblemente los riesgos de nuevas presiones sobre precios, principalmente provenientes de las cotizaciones de algunas materias primas clave (granos, petróleo y algunos metales) y potencialmente la debilidad cambiaria. En un entorno así, veo muy difícil una inflación menor al 5% y sumando.

Cortesía El Financiero

Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente