Sergio, acusado de lanzar a perrito Scooby a un cazo con aceite hirviendo, era policía




Sergio Morales Buendía, acusado por arrojar a un perro a un cazo con aceite hirviendo en el municipio de Tecámac, fue detenido. Era policía de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) y ayer se informó que fue destituido.

El sujeto fue aprehendido en la alcaldía Coyoacán por agentes de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), y del Estado de México.

Fuentes consultadas confirmaron que Sergio estaba en casa de uno de sus familiares cuando se le cumplió con la orden de aprehensión por el delito de maltrato animal y, de acuerdo con lo dicho por el mismo imputado, el día de los hechos se encontraba en estado alcohólico.

Tras su detención el sujeto fue trasladado a la Fiscalía Central de Investigación de la Fiscalía General de Justicia capitalina, en donde se le certificó dos veces, pues hicieron falta exámenes biométricos, por lo que los convoyes de agentes arribaron en dos ocasiones al lugar.

Cerca de las 16:00 horas, el sujeto salió escoltado por los agentes, pero eso no impidió que fuera golpeado e insultado por personas que se encontaban fuera de las instalaciones de la fiscalía. Con mirada retadora, Sergio volteó para buscar de dónde provenían los golpes, sin embargo, fue ingresado a una camioneta.

Elementos de la fiscalía mexiquense y de la Comisión Nacional Antihomicidio (Conaho) de la SSPC cumplimentaron la orden de aprehensión en su contra.

Alrededor de 40 minutos después, Sergio Morales fue ingresado al centro de Justicia de Ecatepec “Palmas” de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, para finalmente ser llevado al penal de Chiconautla.

El presidente Andrés Manuel López Obrador condenó la agresión que sufrió el perro y señaló que casos como ese no deben de admitirse, por lo que llamó a hacer conciencia sobre el amor a los animales.

Dijo que se analiza reforzar la protección de los animales a través de una reforma a la Ley Federal en la materia. “Vamos a ver, sobre este caso, si hay una ley o el artículo es lo suficientemente eficaz para el castigo o hace falta reformar la legislación”, indicó.

El perro, de entre seis y ocho meses de edad, según la necropsia, no murió después de que fue arrojado al recipiente donde el dueño de la carnicería prepara chicharrón, narró Jackeline Baca, presidenta de la organización Peluditos Desamparados.

Luego de que el can fue sacado del cazo se buscó una veterinaria para atenderlo, pero por ser domingo no hallaron una abierta.

“Estuvo agonizando por un tiempo muy prolongado; lo sacan con vida y lo depositan atrás en un baldío, y ahí lo dejan totalmente solo y aún con vida”, contó Jackeline. Con información de Alberto Morales y Pedro Villa

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