En Tepito, cuna de la Santa Muerte, ha nacido otro culto satanista: el Angelito Negro

El altar creado por Alexis “El Chino” involucra una figura sentada en medio de un gran pentagrama invertido; el joven inició su culto al Angelito Negro cuando su madre tenía cáncer, prometiéndole entrega “de cuerpo y alma”. La misa de culto a la deidad se celebra el primer viernes de cada mes.


En las entrañas de Tepito, el llamado “barrio bravo” de la Ciudad de México, emerge el culto del Angelito Negro, una devoción al diablo repleta de rituales y simbolizada por un imponente altar a apenas cien metros del más famoso templo de otra popular figura, la Santa Muerte.

Alexis, “El Chino” para los amigos, enciende un puro y baña de humo al Angelito Negro. La figura, sentada en medio de un gigante pentagrama (estrella) invertido que ocupa toda una pared de la habitación, observa impertérrita la escena.

En una mano lleva una torta (bocadillo) y en la otra unos escapularios y un cigarrillo. A sus pies hay dinero, veladoras, muchas latas de cerveza, una copa de vino, una pizza y varios círculos de sal en el suelo que sirven para limpiar de energías negativas el espacio. A los laterales del altar, cruces negras invertidas.

En esta pequeña habitación de una vivienda particular de Tepito, un bullicioso barrio de la capital con fama de peligroso, el Angelito Negro, vestido de blanco y con grandes cuernos, es el rey.
“Yo le empecé a brindar culto al Angelito Negro desde que mi madre se puso mala, tuvo cáncer. Y le pedí y prometí que si él me ayudaba a que mi madre saliera del cáncer yo me entregaba en cuerpo y alma”, explica este domingo a EFE Alexis, que a sus 27 años es padre de dos hijos y cuida del altar con esmero.
UN POCO DE HISTORIA

Hace años el joven viajó hasta Pachuca, en el central estado de Hidalgo, para conocer a Óscar Pelcastre, conocido como el Obispo Negro y principal impulsor de este culto hace unas dos décadas.

Tras pasar por varias pruebas —algunas de ellas incluyen escarificaciones en la piel— Alexis entró a formar parte del culto. Y como prueba de su devoción llevó una figura de Satanás hasta su barrio, Tepito.

Ahora, el primer viernes de cada mes los feligreses de este culto ofician su particular misa.

“Hay muchas personas, desde niños hasta mujeres. Personas buenas y personas malas. Aquí hay de todo. Hay creyentes y está abierto a todo el mundo. Incluso vienen políticos”, apunta.

El joven asegura que el Angelito Negro siempre da lo que pides, pero rechaza que sea un pacto peligroso con el diablo.

“Todos tienen ese miedo sin saber que uno es el que lo hace malo a él. Todos tienen esa impresión de que él es malo. […] Pero si tú te acercas y le pides cosas buenas, él te va a dar cosas buenas”, agrega Alexis, convencido de que la curación de su madre fue fruto de su entrega hacia el Angelito Negro.

Cortesía Sin Embargo


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