Sábado Santo: la oración más importante de Semana Santa

Oración para la vigilia Pascual que marca el final de la cuaresma antes de las celebraciones de Pascua




El Sábado Santo también es conocido como el Gran Sábado. En este día se prepara un servicio de vigilia pascual en donde todos los Católicos esperan el regreso de la Luz.

El servicio de Vigilia Pascual marca el final de la Cuaresma antes de las celebraciones de Pascua.

En este día se conmemora que Jesús estuvo en la tumba, por lo que hay numerosas actividades en la iglesia católica, como el encendido del gran Cirio Pascual junto con las velas de los feligreses, que representan que la luz ha vuelto al mundo.

De acuerdo a la religión católica, la oración del Sábado Santo es un diálogo que se expresa en el silencio desde el corazón.

¿Qué celebra el Sábado de Santo?


El Sábado Santo conmemora el comienzo del período en que Jesucristo permaneció muerto en el sepulcro antes de resurrección. Es el día después del Viernes Santo, en el que fue crucificado, y antes del Domingo de Pascua.

Durante esta tarde, se recuerda la soledad de María, que había quedado al cuidado del apóstol Juan. Por lo que al ser un día de luto, no se celebra la Eucaristía.

Oración para el Sábado Santo


Mi Señor resucitado, al comenzar este día quiero darte gracias por tu gran misterio de amor y te suplico que me regales un poco de la fuerza de tu Espíritu y lléname de la alegría de tu presencia.

Quiero vivir alegre celebrando el día de tu triunfo glorioso sobre las tinieblas. El día en que destruiste la muerte, fueron rotas todas las ataduras y la luz emergió victoriosa entre las penumbras

Dame la valentía y la fuerza necesaria para aceptar tu voluntad y poder ser así un verdadero testigo de tu amor y de tu resurrección, comunicando al mundo que la oscuridad y la muerte han sido vencidas en Ti

Aquellas lágrimas derramadas a los pies de tu cruz, hoy se convierten en gozo. Tu historia de salvación se hizo eterna. Nos has abierto las puertas del Cielo con esta perfecta obra de amor de la que me hiciste parte.

Puedo decir con entera satisfacción que no he amado a una persona muerta, sino que sigo amando a un corazón vivo y que sigue derramando su misericordia y perdón a todos los que quieran volver sus rostros a ti.

Oh Señor, no permitas que la llama de la fe y el poder de tu cruz se disminuya en mí y termine apagándose, por el contrario, ayúdame a mantenerla viva con la esperanza puesta en tu amor

Tú eres mi refugio y consuelo, por eso, sabiéndote vivo y presente, recurro al poder reconciliador de tu amistad para que repongas mis fuerzas.

Ayuda ahora a mi corazón a que salga de la oscuridad de sus vicios y resucite a una nueva vida haciéndote mi Señor, mi Rey y mi Salvador.

Amén.


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